No son pocos (ni serán) los comentarios que oigo acerca de mi perilla. Todo el mundo tiene algo que decir sobre ella, casi siempre en tono gracioso ("anda, como una cabra", acompañado de un pequeño tirón) o porque no llega a gustar ("¿cuándo te la vas a quitar?", como si fuera una moda). Normalmente, me lo tomo en plan guasa, sonrío y punto, pero cada vez más replico con un dato que pocos conocen: que era muy pequeño cuando decidí que, de mayor, llevaría perilla. No sé qué edad tendría, pero recuerdo perfectamente estar viendo un cuadro (puede que en un libro, en la TV o en un museo, quién sabe) de un hombre con perilla y pensar "Qué chulada. De mayor quiero dejarme perilla...".
Hace ya cinco meses, después del típico comentario de mi madre sobre mi perilla, le solté lo del cuadro y ella, amante del arte, me comentó que si no sería el cuadro de Gustavo Adolfo Bécquer. Nunca había caído, la verdad, así que me fui directamente al ordenador, busqué en la wikipedia y ahí estaba el cuadro. Ése y no otro era el que coincidía con el de mi recuerdo, por el que tomé mi temprana decisión.
He de decir que, cuando tuve ocasión, no supe cómo dejármela y probé de mil maneras: al principio, con una simple raya vertical desde el labio inferior hasta la barbilla (como Batista XD), más tarde con una forma parecida a una T invertida o un ancla... No fue hasta que vi la única imagen que existe sobre Sifo-Dyas (cuyo parecido físico conmigo esta más que probado y sobre el que hablaré en otro momento) cuando decidí cómo sería definitivamente mi perilla, que sólo hago desaparecer cuando la ocasión lo requiere (como cuando me disfracé de Harry Potter para el estreno de La Orden del Fénix).
Bien, pues hoy le dedico mi blog a Gustavo Adolfo Bécquer, pues, sin saberlo y de una manera o de otra, gracias a él, soy como soy. No soy muy dado a la poesía, como alguno sabréis, pero os he seleccionado mis versos favoritos de Bécquer, en los que hay dedicatorias ocultas.
¡Que la Fuerza os acompañe!
_____
Fatigada del baile,
encendido el color, breve el aliento,
apoyada en mi brazo
del salón se detuvo en un extremo.
Entre la leve gasa
que levantaba el palpitante seno,
una flor se mecía
en compasado y dulce movimiento.
Como en cuna de nácar
que empuja el mar y que acaricia el céfiro,
dormir parecía al blando
arrullo de sus labios entreabiertos.
¡Oh!, ¡quién así, pensaba,
dejar pudiera deslizarse el tiempo!
¡Oh!, si las flores duermen,
qué dulcísimo sueño!
*
Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo.
¿A qué fingir el labio
risas que se desmienten en los ojos?
¡Llora! No te avergüences
de confesar que me has querido un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre... y también lloro.
*
Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
y que no hay quien diga el surco
donde al polvo volverá.
Gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar
y rueda y pasa y se ignora
que playa buscando va.
Luz que en cercos temblorosos
brilla próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el ultimo será.
Eso soy yo que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de donde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
*
¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse,
y a su beso de lumbre
brillar las olas y encenderse el aire!
¡Qué hermoso es tras la lluvia
del triste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume beber hasta saciarse!
¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas lenguas agitarse!
¡Qué hermoso es cuando hay sueño
dormir bien... y roncar como un sochantre...
y comer... y engordar... y qué desgracia
que esto solo no baste!
*
¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Sobre un volcán hasta encontrarla ahora
nunca he visto una flor.
*
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso..., yo no sé
que te diera por un beso.
*
Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.
Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.
Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.
Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al reunirse en el cielo
forman una nube blanca.
Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
*
Sabe si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.
*
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugo su llanto
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino: ella, por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún, ¿por qué callé aquel día?
Y ella dirá, ,¿por qué no lloré yo?
*
Fingiendo realidades
con sombra vana,
delante del Deseo
va la Esperanza.
Y sus mentiras
como el Fénix renacen
de sus cenizas.
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